1º de mayo de 1924. Cuando la clase obrera paró por las jubilaciones

A fines de 1923, el gobierno radical de Alvear había decidido impulsar una ley de jubilaciones: la 11.289. Es el “estado paternalista", dirán sus apologistas. El proyecto, sin embargo, va a encontrar una cerrada oposición en el conjunto del movimiento obrero de la época.


La central sindical, la Unión Sindical Argentina (USA), votará en sus congresos la lucha para

impedir su efectivización.

¿En qué consistía la 11.289?
Básicamente, establecía un régimen jubilatorio que era financiado con el descuento del 5% del salario a cargo de cada obrero y de otro 8% a cargo del empleador. Las cajas estaban regidas por un directorio mixto, integrado por representantes del Estado, de los afiliados a las cajas y de la patronal.

El conjunto del movimiento obrero se opuso al descuento de los salarios a cargo de los obreros.

El 3 de febrero de 1924, 30.000 trabajadores realizaron un acto frente al Congreso. El gobierno se vio entonces obligado a postergar por sesenta días la entrada en vigencia de la ley, en un momento en que arreciaban las huelgas obreras (textiles y otros). Pero a mediados de marzo el gobierno anuncia que se empezará con los descuentos desde el 1° de abril.

La respuesta obrera no demoró: a fines de abril ya hay numerosos gremios en huelga. Algunas tripulaciones de barcos obligan a las patronales a través de la huelga a devolver los aportes descontados.

El congreso de la USA decide encabezar los actos del 1° de Mayo con este reclamo y declarar la huelga por tiempo indeterminado —si el gobierno no retrocede— a partir del 3 de mayo.

En el acto del 1° de Mayo que se realiza en la Plaza San Martín, participan más de 40.000

trabajadores. La huelga comienza al día siguiente y el 3 de mayo se hace general. El 5 de mayo, sorprendentemente. las cámaras empresarias nucleadas en la Asociación Nacional del Trabajo deciden decretar un lock-out en una acción que apunta a terminar de cuajo con el intento de establecer un régimen jubilatorio, ante la perspectiva de que los obreros pudieran imponer uno financiado exclusivamente por los patrones.

Ese lock-out les ha servido a algunos historiadores como Julio Godio (ex PTP, luego menemista) para atacar a la USA. "La posición de la USA resultaba sumamente negativa porque estimulaba el ‘antiestatismo'..." dice (pág. 163 de su Historia del Movimiento Obrero Argentino. 2° Tomo}. Para Godio, las ventajas del “estatismo" están fuera de discusión y hasta le resulta sorprendente que la USA no admita la reducción de los salarios.

Los trabajadores rechazaron el lock-out patronal y profundizaron la movilización. Hubo gran número de detenidos, choques entre huelguistas y policías, locales clausurados. El 5 de mayo, la USA levantó la huelga general ·—previa libertad de los detenidos— cuando el gobierno posterga la vigencia de la ley y propone al Parlamento que discuta su modificación.

Sólo el aporte patronal
Los Godio y Cía. presentan a la corriente sindicalista, que dominaba el movimiento obrero de la época, como “alocados". "Se ... negaban a que el Estado interviniese en forma permanente en las relaciones laborales" (pág. 156). ¡Qué locura! Para los "sensatos" la cuestión jubilatoria debía servir para plantear la integración de los sindicatos al Estado (y de paso rebajar los salarios).

Pero la USA no rechazaba la jubilación sino solamente el descuento obrero. Sebastián Marotta, en su Historia de! Movimiento Sindical Argentino (torno 3, pág. 162}, señala que la oposición de la USA no está determinada por el repudio a la jubilación. La contribución a las Cajas a costa de los salarios "significa reducir la mezquina pitanza de los hogares proletarios". Cuando el gobierno ofrece negociar, la USA declara que ya había manifestado cuáles eran las condiciones para aceptar la ley... No aceptarían los descuentos en los salarios, ni traba legal alguna, que menoscabe la personalidad sindical de los asalariados" (pág. 163). Esto último, para impedir que los aliados obreros a las Cajas fueran representados al margen de los sindicatos. La USA no se negaba a "discutir la ley".

La Federación Obrera Marítima, uno de los sindicatos más importantes y que temía discrepancias con la dirección de la USA, había declarado que "prepararía al gremio para que por sus propios médicos obligasen a los armadores a hacerse cargo de la contribución: trataría. además, que este principio estuviese expresamente consagrado por la ley orgánica” (Marotta, pág. 161). Esto fue aprobado en la Asamblea General del gremio del 20 de enero de 1924. Los obreros no eran, como se ve, “antiestatistas"· en abstracto.

Ya en 1912, una Asamblea General de La Fraternidad había incorporado a su Estatuto un artículo que planteaba la necesidad de "El establecimiento de una Caja de Pensiones y Retiros, por parte de las empresas para los empleados y obreros, sin descuento del salario del personal” (Anuario de La Fraternldad, 1937).

Los Godio y Cia. no se definen frente a este problema crucial, avalan por lo tanto el descuento obrero en contra del movimiento obrero de la época.

Lo que Godio no reconoce, sí lo hace la gran patronal. En un boletín editado por la empresa Techint (año 1986) se reconoce que la ley 11.289 “debió ser derogada por la campaña de las principales centrales obreras que llegaron a declarar y realizar una huelga general para forzar su eliminación. Esta actitud no significaba un rechazo al beneficio jubilatorio sino a la idea del descuento salarial como fuente de financiamiento de la seguridad social"

El papel de las Cajas
El periódico de la USA., Bandera Proletaria (febrero de 1925), destacaba la autorización que la ley otorgaba para que el 50% de los fondos de las Cajas pudiesen ser invertidos en títulos de rentas nacionales, para denunciar: “Esta es una fuente maravillosa para los gobiernos. Tendrán dinero para muchos años. Tendrán dinero para campañas electorales, para chanchullos y porquerías. En cambio emitirán papeles, títulos asignados sin ningún valor..." Además: “el Estado siempre irá endeudándose y crecerán los intereses, aumentará la grandísima deuda externa y aquéllos (títulos) se desvalorizarán porque se desvaloriza su garantía” (citado por Godio, pág. 161). Esta es la verdadera causa del interés de Alvear por las jubilaciones: financiar con el aporte obrero los déficits estatales y ofrecer capital para operaciones especulativas. Lo dice textualmente Bandera Proletaria: "Necesitando dinero el Estado ... entonces va a quitárselo al trabajo y, previo estudio largo y perseverante, produce la famosa ley de jubilaciones, el escamoteo más descomunal que se haya visto".

Godio plantea que lo "más lógico era exigir la participación de los sindicatos en la gestión del sistema jubilatorio", pasando por alto el tema del descuento de los salarios.

Godio parece ignorar el contenido capitalista que tienen las Cajas en el sistema financiero del Estado, a pesar de que escribe su Historia luego de la experiencia del hundimiento financiero de las Cajas de Pensión en todos los países capitalistas y bajo todos los gobiernos capitalistas, como consecuencia de su usufructo por parte de la burguesía. Es indudable que Bandera Proletaria acertó en su pronóstico, mientras que Godio se equivoca en su balance.

Godio defiende la cogestión obrera en las Cajas, pero ni él ni otros apologistas de la ley fueron capaces de definir el carácter que debería tener esa gestión. La deficiencia no es casual, esto porque ese contenido debería ser anticapitalista. Los fondos de las Cajas deberían estar protegidos por una tasa de capitalización garantizada por el Estado a cubierto de la inflación. Una disposición semejante violenta a la larga el financiamiento capitalista, que está sujeto a fluctuaciones en la tasa de beneficios y en el valor de los capitales. Asegurar el “capital” obrero acumulado en las Cajas lleva, en última instancia, a un choque político entre la clase obrera y el Estado burgués.

Reformismo
Para Godio, “El único partido que adoptó una posición justa fue el Partido Socialista" (pág. 163).

Juan B. Justo había propuesto compensar el descuento obrero del 5% con un aumento del 5% de los salarios. No se le había ocurrido, parece, proponer aumentar en cinco puntos el aporte patronal.

Pero al dirigente socialista no podía escapársele que el aumento proporcional de los salarios no le quitaba en nada al aporte jubilatorio obrero el carácter de un impuesto sobre los salarios. Esto significa que, a la larga, el aumento salarial sería absorbido por una desvalorización directa (reducción) o indirecta(inflación) del salario, sin menoscabo del impuesto. La propuesta era un engaño, por eso Justo no propuso aumentar el aporte patronal.

El movimiento sindical no apoyó la propuesta de Justo sino que fue a la huelga reclamando la derogación de todo aporte obrero. En 1926 —y ante amenazas huelguistas— el Congreso archivará el proyecto y votará devolver los aportes descontados a los obreros.

El fracaso del gobierno desatará una ofensiva para romper la USA. Rubens lscaro, ex dirigente nacional del PC, en su Historia del Movimiento Sindical (tomo 4, página 19), acompaña la tesis de Godio.

"La tendencia anarcosindicalista no bregaba, en consecuencia, por la modificación de los aspectos negativos de la ley sino contra la ley misma, cosa que favoreció los propósitos patronales destinados a impedir el establecimiento de un cuerpo de leyes que beneficiara a la clase obrera argentina". Justificaba así la crisis que "Orestes Ghioldi provocó, con su rotundo voto de desaprobación, la renuncia del Comité Central de la USA. Desde luego, la posición de dicho Comité Central frente a la ley 11.289 no había sido clara" (página 18). Pérez Leiros, dirigente de la Unión de Obreros Municipales y líder socialista, romperá con la central sindical el 24 de mayo de 1924, apenas unos días después de la triunfante huelga general.

La dirección de la USA denunciará que Pérez Leiros recibió la felicitación del intendente por su política rompehuelgas. (El misrno dirigente reconocerá en sus memorias que “No existía fe en la legislación y nadie quería aceptar descuentos que iban a administrar otros..."). En los meses siguientes, otros sindicatos romperán con la USA para terminar finalmente formando la divisionista Confederación Obrera Argentina (COA) dirigida por el PS.

Insuficiencia
El desenlace de esta gran lucha, a pesar de que hizo retroceder al gobierno capitalista, terminó poniendo en crisis a la-propia USA. Esto se debe en gran parte a la insuficiencia del planteamiento de la corriente sindicalista. La USA centró su combate en el problema de la reducción del salario, pero no daba ninguna respuesta clara ante el problema jubilatorio. Producto de sus limitaciones políticas, no pudo elaborar un programa de transición, un sistema previsional bajo control de los trabajadores, basado en el descuento patronal, cuyos fondos excedentes estuvieran destinados a resolver las necesidades sociales

de los trabajadores. Esos fondos serían adelantados al Estado con una tasa de capitalización a cubierto de la inflación. El tema de las Cajas planteaba la cuestión de toda la gestión del Estado. La gestión obrera de las Cajas financiadas por los patrones debía servir no sólo para pagar las jubilaciones y pensiones sino para satisfacer necesidades del desarrollo nacional ligadas al bienestar de las masas trabajadoras. Esto, es inevitable, colocaba al movimiento obrero en un peldaño mayor. Frente a las tendencias rapiñosas del Estado a querer meter la mano en los fondos previsionales, era necesaria no una política de integración al Estado sino de completa independencia.